El gobierno nacional decidió dar otra vuelta de tuerca y volver a ajustar los subsidios para los hogares en materia de energía eléctrica y gas natural por redes.
En el caso de Santa Fe, existen distintas jurisdicciones sobre la distribución de electricidad que en su enorme mayoría presta la EPE en el mapa de la bota, mientras que no sucede lo mismo con el otro servicio, cuya concesión y regulación solo corresponde a la Nación, afirman en El Litoral.
Por esa razón, son mayores las complejidades para comprender qué efectos tienen en Santa Fe los anuncios nacionales sobre “actualizaciones” en el valor de los megavatios que luego de reducidos a kilovatios, la Empresa Provincial de la Energía distribuye a sus usuarios.
Una primera definición: el cambio de esquema en los subsidios no debe ser confundido con los habituales aumentos de la Secretaría de Energía de la Nación que, por inflación o actualización del valor del Kw/h, figuran en las boletas finales de la EPE.
Ahora se trata de una quita de subsidios que se presenta como una recategorización. Las autoridades nacionales indican que en adelante habrá solo dos categorías en lugar de los tres niveles de hogares con subsidios (los comercios grandes y las industrias ya no gozan de ellos).
El gobierno de Javier Milei sostuvo durante dos años el esquema heredado de la gestión de Alberto Fernández que, con Sergio Massa como ministro de Economía, dividió la demanda de las familias en electricidad y gas en tres niveles: N1 con más poder adquisitivo, N2 con los más bajos ingresos y N3 que es posible asimilar a la clase media en sus distintas capas.
Cada familia realizó al inscribirse en el Registro de Acceso a los Subsidios (Rase) una declaración jurada sobre sus ingresos formales o no y sus bienes. Y en los dos últimos años se fueron quitando progresivamente esas ayudas estatales casi por completo a los N1 y en cambio se sostuvo el 60% de los N2 y el 40% de los N3.
Durante el año 2025 (con elecciones de medio término del Congreso) esas ayudas no se tocaron y tampoco hubo fuertes incrementos en los precios del kw.

Desde enero
Ahora, es el turno de los N3, es decir de las capas medias que desde enero de 2026 comenzarán a pagar como pudientes, salvo que sus ingresos totales declarados no superen los 3,6 millones de pesos por todo el grupo familiar, o que no tengan más de una propiedad (entre otros límites).
Entonces, una segunda definición: la EPE no podrá más que aplicar la quita de subsidios por cuanto no está entre sus posibilidades de competencia jurisdiccional hacerse cargo de esa diferencia. Hoy hay en definitiva tres precios de kilovatios para tres niveles de usuarios, y en poco más de un mes solo dos: con y sin subsidio.
Sólo los hogares con menos recursos tendrán ayudas. Ya fueron medidos cuáles son, gracias al RASE de Massa que tan útil ha sido a la gestión actual para recortar subsidios.
Hoy la Nación vuelca por año unos 3.000 millones de dólares en esas ayudas. La idea es que esa cifra baje a 2.000 millones. Y el costo recaerá sobre la clase media, que ya sufre con frecuencia los aumentos en el precio de los combustibles: casi nada duró la promesa de reducir o subir el litro de naftas o gasoil en los surtidores según el precio internacional del barril de petróleo.
Mientras tanto, debe comprenderse que en el caso de Santa Fe hoy para los N1 el valor de los kilovatios consumidos representa un 28% de sus tarifas finales. El 37% corresponde a la EPE y a impuestos de todo tipo (el IVA sobre todo) el 35%.
En cambio, para los hogares con menos dinero (N2), los kilovatios que usan son apenas 13% de sus boletas de la EPE.
Seguramente en ese nivel continuarán y habrá que ver qué sucede con el 48% del costo fijo del servicio de distribución (la VAD, que crece según consumo a partir de los 240 y los 400 kw/h). Son los que más impuestos pagan: 39%. Es básicamente una factura compuesta por costos del servicio y gravámenes.
Finalmente, el sector que tiene todas las de perder: los N3 tiene tarifas en las que la energía como insumo representa el 24%. La Epe se lleva el 38% y la misma (alta) proporción los impuestos: 38%.

En síntesis
Habrá una nueva audiencia pública para presentar las modificaciones. El impacto será “gradual” según lo anunciado esta semana y la tarifa plana para los actuales N3 de clase media no será tan evidente en el primer cuatrimestre del año próximo. Pero a fines de 2026 será inocultable.
El subsidio al consumo de GLP (en garrafas) se pagará a través de billeteras virtuales para depositarlos allí. Los precios crecerán considerablemente para quienes no tengan esas ayudas.
Hay solo 3,36 millones de inscriptos bajo el paraguas del Plan Hogar, que subsidia la demanda de gas envasado y se licuó en los últimos dos años porque los montos que involucra el programa no se actualizan desde mediados de 2023.
Además, para mantenerlos deberán registrarse en el RASE, que seguramente cambiará de nombre. El proyecto es que haya el equivalente al costo de una garrafa de 10 Kg en los meses de frío.
Para determinar quiénes ingresan tendrán subsidios y quienes el filtro será hogar por hogar (y se excluirán zonas residenciales exclusivas de alto poder adquisitivo). Aún después del RASE hubo más de tres millones de hogares de esos vecindarios que cobraron subsidios.
La suma de tres canastas básicas totales (CBT) tipo 2 del Indec, que hoy rondan los $ 3,64 millones mensuales es el límite. Se mantiene la exclusión de las ayudas por ser titular de más de un inmueble o de aeronaves o embarcaciones de lujo; poseer vehículos de poca antigüedad y haber comprado moneda extranjera, entre otros.
Sí, por comprar dólares para protegerse de la inflación o viajar al exterior, luego de décadas de corralito, no habrá subsidios para los hogares de clase media.
Fuente: El Litoral.




