Nació el 5 de Abril de 1941,su papá Conrado Anastasio Eulogio Raúl Gahn y su mamá Idalina Bellini.
Su niñez la pasó en un rancho construido en el fondo de un sitio sobre Habegger y Ludueña donde hoy su hijo Alexis tiene un negocio de venta de celulares.
En total fueron 15 hermanos, 3 fallecieron y quedaron 12, 6 varones y 6 mujeres según me contaba su hermano, Adelquis.
En la casa había un pozo de agua y una canchita de fútbol enfrente donde se juntaban los chicos del barrio para jugar a la pelota.
Asistieron ambos a la Escuela San Martín cuando funcionaba en una casa de adobe que se levantaba en la esquina de Chacabuco y Mitre.
Adelquis pudo hacer hasta tercer año en la secundaria en la Escuela Industrial hasta que lo echaron.
Su papá era electricista y músico, un bohemio dice Adelquis, tocaba el contrabajo y también enseñaba guitarra, supo tocar en la orquesta Splendid en la década del 40 y del 50 cuando las típicas se presentaban en los bailes.
En el comedor de su casa había una mesa larga y dos bancos a los costados.
Su hermano Doval, “era un poco raro, terminó la primaria por insistencia de la vieja, trabajó algunos años en la EPE pero después no siguió, yo lo hice en el hospital 8 años, renuncié en 1977 y me dediqué a trabajar de electricista que era la profesión del viejo, él nos enseñó”.
“Con Doval aprendimos el oficio e hicimos instalaciones en muchas casas en la ciudad y en el campo, trabajábamos bien, Chichín sin embargo enseñó guitarra, el otro hermano Raúl tocaba y cantaba, se fue a Santa Fe a muy temprana edad”.
“Recuerdo que mi papá me ponía una soga en la cintura y me largaba al fondo del pozo a buscarle la bombilla del mate o cualquier cosa que se le caía, porque las dejaba al borde, en el brocal, notaba cuando estaba en la mitad que me faltaba el aire”.
“Mi viejo atendió todos los partos de mamá, hacía de partero”.
Recuerdo nuestra infancia cuando solíamos jugar con Mario Nardelli, el Paraguayo Domínguez, los Maglione, Aldo y el Pato, Luis Cuaranta, los Savoia, Hugo Leboroni, Enzo Raffin, los Cirera no gustaban del deporte, Miguel Murghía, una vez con un 32 me pegó un balazo, fue un 30 de agosto, estaban jugando con el arma, el Dr. Zamora me operó para sacarme la bala, estuve como seis días internado”.
Doval se casó con la “Ñata” Vera, en los últimos años se enfermó, falleció a la edad de 69 años cuando vivía por Roca y Newbery.
Los dos firmamos para Nueva Chicago, ambos a los 13 años, él firma el 28 de febrero de 1956, luego se va a jugar a Atlético La Emilia, andaba muy bien, pero no aguanta y regresa, luego pasa a Central firmando el 6 de mayo de 1964, jugando en una década de sequía absoluta para el rojinegro.
“Jugaba de 5, no rifaba una pelota” dice Adelquis, Roberto Fumo agrega, “lo enfrenté estando yo en Adelante, era muy buen jugador”, “Tito” Deiber también solía contar que fue un gran jugador de Central Reconquista.
“Estando yo en Nueva Chicago un día se acerca Roald Báscolo y me muestra tres fragatas, tres billetes de la época de los 60, y paso a Central, después me compra Adelante en el 72 donde salimos campeones, no me gustaba porque había mucha camarilla, me dan 200 mil pesos, era mucha plata para mí, pude escriturar y ampliar mi casa, luego paso a Las Colonias y sigo en Rurales donde jugamos en la Liga Rural en esos años, no pude volver a Central como era mi deseo”.
Doval cuando deja el trabajo de electricista se instala en la esquina de Habegger y Obligado, siempre con la sonrisa a flor de piel, siempre lo veía y nos saludábamos, “la procesión iba por dentro” dice su hermano Adelquis, y se dedicaba a vender de todo, desde dólares, campos, casas, objetos, gallinas, lo que le pedían él ofrecía y era buen vendedor, aunque las comisiones que le daban por su tarea eran muy bajas, según me agrega Julio Maluje. FOTO: La tarjeta que Doval (Semáforo era su apodo) repartía, donde hacía referencia a su “oficina a la intemperie”. En la otra imagen al lado de Juancho Cañete cuando jugaba en Central, década del 60. Abajo: “Tirurí” Villalba, los dos últimos Galleta Amarilla y “Correntino” Sosa, el que tiene la pelota “Mitaí”. Arriba: Raúl Nadalich de anteojos oscuros, “Gato” Saucedo, “Calavera” Sandoval, Doval Gahn es el anteúltimo y el último Juan Cañete, falta reconocer a algunos.




