El 6 de diciembre de 1797, se realizó el nombramiento de los sacerdotes que se harían cargo de las reducciones, mencionándose a Fray Ramón Miguel para la de San Jerónimo del Rey, quien llegó acompañado por el Hno. Francisco del Arco, el 7 de febrero de 1798, quien fue el encargado de realizar el inventario de la misma.
Al enumerar los objetos encontrados en la capilla, los sacerdotes franciscanos dejaron constancia de que allí había “un lienzo de pintura basta que cubre todo el mojinete del altar, de lato a bajo y de costado a costado, con la imagen de San Hierónimo de principal, al lado derecho la de San Pedro Nolasco, al izquierdo la de San Ramón Nonato, y en la eminencia la de Nuestra Señora de las Mercedes, al lado derecho Ntra. Sra. de los Dolores, y al izquierdo San Juan Evangelista”.
Como se puede apreciar, la advocación de nuestra Señora de las Mercedes era venerada por los aborígenes a quienes los Sacerdotes Mercedarios inculcaron esta devoción hacia su Santa Patrona.
Sobrevinieron los conocidos hechos relacionados con la guerra por la independencia de nuestro país y esto, de alguna manera afectó a las reducciones. Hubo indígenas que aprovecharon para invadir estancias y robar hacienda hasta que en agosto de 1814 fue muerta una partida de ellos que eran inocentes. Esto provocó una sublevación general de los mocovíes. Los abipones de San Jerónimo del Rey, a pesar de no tener misioneros desde 1815, permanecieron fieles, pero en 1818, la reducción fue arrasada por los tobas y los sobrevivientes emprendieron una dramática huida hacia San Javier y Santa Lucía (Corrientes).
En 1824, a pedido de los indígenas, el Gobernador de Santa Fe, Brigadier General Estanislao López, los recibió y los ubicó en el Cantón “El Sauce”. Como llevaron la imagen de su santo patrono San Jerónimo, el lugar se llamó San Jerónimo del Sauce.
POR EL PROF. VÍCTOR J. BRAIDOT, EXTRACTO DEL LIBRO “100 AÑOS DE PARROQUIA, SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA DE LAS MERCEDES.