En realidad, no es un tema de esta semana, sino que viene de largo tiempo a esta parte. Es más, alguien podrá decir es parte de la herencia del gobierno de Perotti y no estará para nada equivocado. La gestión anterior fue decididamente mala en la mayor parte de los ministerios y salud no fue la excepción.
Lo recuerdo perfectamente, solo el secretario de salud, Dr. Jorge Prietto salvó las papas del horno. La ministra de entonces, Sonia Martorano, fue no obstante elegida para ser actualmente diputada provincial. La ex titular de la cartera de salud guarda una gran semejanza con la ministra actual, las dos son sujetos virtualmente ausentes.
El norte santafesino posee un sentimiento arraigado de postergación y olvido por parte de los gobiernos provinciales y mucho más, obviamente, de la nación. Las visitas de los funcionarios no resuelven por sí sola las falencias, pero por lo menos acercan presencia y le permiten al visitante tomar contacto con la realidad. Lo que en política hoy se llama territorio.
La ministra Ciancio no solamente no gestiona. No habla, no hace territorio, entiéndase no viaja al interior de la provincia. En este contexto, con esta dificultad de gestión, es impensable pretender que los problemas heredados y actuales en salud puedan encontrar vías de solución. Y pensar que el Gobernador vino ya tantas veces al norte.
Fue la única ministra que no logramos, no solo conocerla, sino tampoco escuchar su voz a través de una entrevista. Para hablar con ella, es necesario acordarlo previamente con su “prensa”, que pasa a ser su filtro. Lo más curioso es que “la prensa” pretende saber los temas a abordar y solamente tratar lo pautado. Con más de 40 años de ejercicio en el periodismo, se lo hice saber claramente, me resulta inadmisible cuando no irrespetuoso, pretender interponer ese cepo a nuestra profesión. Es intolerable. Digo bien cepo, porque si en el devenir de la entrevista, un oyente sugiere una pregunta, será que no voy a estar habilitado para efectuarla. Debo de suponer que un ministro conoce acabadamente la totalidad de los temas que competen a su gestión y también de sur a norte y de norte a sur. Este filtro por lo menos muestra inseguridad y desconocimiento.
De salud no se habla. El flamante director del hospital, Dr. Juan Nardín, tampoco habla. Debe pedir autorización a Santa Fe para poder acceder a una entrevista. Curiosamente, vaya casualidad, para gestionar una entrevista con la máxima autoridad del hospital hay que llamar a la “prensa” del ministerio. Espectacular coincidencia. A un funcionario de esta jerarquía se le confía nada más ni nada menos, que la dirección de un hospital de tercer nivel de complejidad, que debe atender una población potencial superior a los 300 mil habitantes, pero no puede, o no quiere, efectuar declaraciones periodísticas. Resulta tan raro como inadmisible.
El silencio habla. Así nos enseñaron en comunicación y hay un dicho muy extendido que dice: “el que calla otorga”. Surge también una pregunta: ¿o será que se guarda silencio de radio porque no hay absolutamente nada para decir? Es una posibilidad muy cierta. Los problemas de salud en la región y también en el hospital siguen existiendo, pero es más, el paso del tiempo los vuelve cada vez más graves y de mayor complejidad.
Además, corresponde efectuar un acuerdo. Se puede esperar en algunas áreas de gestión pero no en salud. Allí la espera, indefinición o falta de compromiso, se mide en la calidad de vida de la gente que no puede acudir a otro efector sanitario y en determinados casos derivar en la propia muerte del paciente.
La agenda de problemas. Es pública y notoria. No creo que la ignoren. Lo que no saben es cómo brindar soluciones. La falta de oftalmólogos, de estudios, de medicamentos, de otras especialidades se viene agravando considerablemente. “Es que convocamos a los profesionales y nadie quiere venir acá”. La pregunta: ¿se pusieron a pensar por qué? La respuesta no es tan difícil. Sucede que es mejor contratar “un prensa” antes que a un médico. En este contexto de cosas, pensar en la guardia pediátrica para el hospital es una quimera, casi una broma de mal gusto.
La gente necesita ser escuchada. La persona de a pié, que atraviesa por un problema de salud, quiere que alguien al menos lo escuche. Es lo que hacemos nosotros desde nuestros medios periodísticos. No somos más que un puente, un nexo, un vínculo, entre el problema y quien puede y debe brindarle una solución. El problema se magnifica cuando no existe un interlocutor al cual acudir.
Nuestro único propósito, como lo dijimos al comienzo ya, desde siempre, es bregar por una mejor prestación de la salud pública. La gestión de Maximiliano Pullaro se viene destacando por los resultados en gran parte de los ministerios de su gobierno. En tiempos que no son fáciles, porque “no hay plata”. Salud es la antípoda a lo que se le reconoce a este gobernador y no es solamente una cuestión de recursos económicos. Falta trabajo, esfuerzo y especialmente compromiso en un área tan sensible como la salud.
Solo deseamos que este editorial llame a la reflexión y a reconducir rumbos. Este no es el camino, y es oportuno subrayar: la salud no admite esperas, sin ser extremista, la incompetencia se paga con vidas humanas. Usted tiene la palabra señora ministra, para cuando lo desee.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso