Sin lugar a dudas, el problema del bullying hizo eclosión esta semana que concluyó, a partir del relato desconsolado de una madre que contó que su hija de tan solo 12 años había adoptado la dramática determinación de quitarse la vida por ser víctima de este flagelo en la escuela n° 1354 Claudio “Pocho” Lepratti, si bien afortunadamente no logró su propósito, aunque fue internada de urgencia en el hospital. “Mi hija sufría acoso en la escuela y mediante las redes sociales, no es la primera vez que intenta lastimarse. Pude dimensionar todo lo que mi hija padecía”, dijo su progenitora.
Descripción del momento vivido. “Enseñen a sus hijos a no hacer bullying, no saben cuánto lastiman el corazón del otro, aquí estoy con mi hija internada y con el corazón roto. Quiso terminar su vida, porque está cansada del maltrato en la escuela”, denunció públicamente esta madre.
¿Qué es el bullying? Se trata del acoso o intimación constante y repetida de una persona hacia otra, que puede ser físico, verbal, psicológico o social. Ocurre a lo largo del tiempo y el propósito es someter y asustar a las víctimas. Es bueno tomar esta aproximación, para saber qué estamos diciendo cuando hablamos de bullying.
María Zysman es directora del equipo de diagnóstico, prevención e intervención Libres de Bullying. En Vía Libre Radio señaló: “las familias tienen confusiones respecto a qué es el bullying y qué no lo es” y admitió también: “lo que no se esta pudiendo saber es qué hacer para prevenirlo y qué hacer cuando esto sucede”. La mencionada profesionaldestaca que mucho tiene que ver la gran soledad por la que están atravesando las infancias y “por la falta de conexión con el otro que trajo aparejado el uso indiscriminado de las pantallas, por la cantidad de contenidos que consumen y porqueno tienen donde hablar muchas veces de lo que les está pasando”.
Realmente todo lo expresado por esta especialista es muy probable que se compadezca con la realidad de lo que está sucediendo. Muchos afirmaron en nuestras redes que el bullying no es nuevo, viene de muchísimos años a esta parte. Los relatos de vida compartidas no dejan lugar a dudas. La pregunta es: ¿en aquel momento el grado de acoso constante era tan cruel como ahora? La respuesta parece inclinarse por la negativay alguien lo explicó con este argumento: “antes el bullying se remitía a la escuela, al picado en la canchita de futbol del barrio o en algún otro lugar del barrio. Ahora el ataque es constante, porque sigue en el hogar a través de las redes que no tienen límites”. Una realidad que luce incontrastable.
Zysman alude a la falta de conexión con el otro que genera el uso indiscriminado de redes, donde la persona tiende a aislarse y por ende efectivamente no tiene con quien compartir sobre lo que le está sucediendo. Parece excesivamente muy lejana aquella máxima de Aristóteles: “el hombre es un ser social por naturaleza”, solo en comunidad puede alcanzar su máximo desarrollo y felicidad. El uso desmedido de las redes va en el camino exactamente contrario.
¿Qué puede llevar a una niña al extremo de pretender acabar con su vida? Esto manifiesta el nivel de agresividad que el bullying alcanzó y nada parece ponerle límites. Allí también surgió el debate sobre quién es el responsable de tanto desatino, que los padres de los agresores, que los padres de la víctima, que la escuela, los docentes, los propios agresores. La realidad mostró que se trata de un fenómeno cruel, que representa todo un drama y que hasta ahora nadie tiene la responsabilidad absoluta ni la solución perfecta. Se trata de un fenómeno nuevo que desafía a la escuela, a las familias y a la sociedad en su conjunto.
La psicopedagoga Mabel Fernández reconoció que el bullying se “cobró ya muchas vidas”. Y sugirió: “siempre les digo a los padres, comuníquense, sepan lo que están haciendo sus hijos, haganló de forma positiva, asertiva, que el niño o adolescente no se sienta vigilado, sino que nos interesamos por lo que está haciendo”.
Lo que sucedió en la escuela n° 1354, rápidamente se replicó en la escuela 6044 y si bien un grupo de padres apuntaban a una alumna, luego se supo que no es el único caso de bullying que allí se estaría registrando. La madre de la niña señalada pretendió negar todo, decir que ignoraba lo que estaba sucediendo, pero rápidamente la realidad incontrastable le demostró que pretender soslayar todo, no es el camino para alcanzar la solución, el sol no tapa con una mano.
El bullying nos interpela como sociedad, todos tengamos o no niños o adolescentes debemos involucrarnos en esta problemática. Requiere de esfuerzo, trabajo y compromiso. Lo único que no podemos hacer es no hacer nada, porque después será tarde para lamentos.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso