Griselda Eva Alonzo, vecina de Reconquista, realizó un pedido desesperado para que su hija Talía, diagnosticada con retraso madurativo, epilepsia y psicosis, pueda ser internada en un espacio adecuado. Según denunció, la joven atraviesa episodios de violencia extrema que ponen en riesgo tanto su propia vida como la de su entorno.
La situación golpea de lleno a la familia, ya que Griselda también tiene un hijo menor con síndrome de Down, quien resulta particularmente vulnerable. “Es violenta con su hermanito“, afirmó, y agregó que debe ocultar cuchillos y otros elementos con los que su hija pueda autolesionarse o lastimar a alguien. “Tengo miedo que nos haga algo. A mi hijo lo amenaza de muerte“, expresó con evidente angustia.
Griselda relató que su hija fue atendida en distintas oportunidades en el hospital, sin una solución de fondo, y es devuelva a su casa tras unas semanas. “Nadie me da una mano. Estoy peleando para que la internen en algún lugar. Ella está mal, está muy mal. Los doctores me dicen que no hay lugar para internarla. Ella va y viene del hospital“, señaló.
Según su testimonio, los especialistas incluso le recomendaron dejar la puerta abierta para evitar que la joven se ponga agresiva: “Sale a disparar cuando le dejo la puerta abierta. Los chicos de salud mental del hospital me dicen que le deje la puerta abierta, pero mirá si le pasa algo. Yo voy a ser la responsable”.
La mujer recordó que Talía asistió al centro de día Paso a Paso, pero allí también tuvo episodios de violencia: “Ahí atacó a todos. Decía que ahí la querían matar“. Además, mencionó que la semana pasada estuvo internada en el hospital Cullen de Santa Fe, aunque no logró completar los estudios buscados. “Ella no se dejó los conectados cables. Seis días estuve en el Cullen”, contó.
Desbordada por la situación, Griselda resumió su situación con un pedido desesperado: “No aguanto más. Lo que yo pido es que no siga viviendo bajo mi mismo techo, está cada día peor. No tengo fuerzas para seguir con esto“.
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