En la década del 60 y primera parte de los 70, los bailes en los clubes llegaron a su punto culminante. La asistencia de público era numerosa, por lo tanto, la recaudación en boleterías era importante. A eso había que agregar el movimiento del buffet, con choripanes en la parrillada y bebidas varias, lo que más salía era la cerveza.
También estaba la venta de las mesas, que generalmente venía con cuatro sillas. Muchos iban temprano para estar muy cerca del escenario y por lo general las familias mandaban algún hijo menor para que cuide el lugar y espere a la llegada del resto.
Gran parte de las obras que uno fue viendo cómo se realizaban en los clubes, y el más claro ejemplo es Racing, se financiaban con el ingreso de los bailes, que a la postre se convertiría en la mayor fuente de recursos a lo largo del año, aunque la temporada fuerte transcurría entre octubre y marzo, al aire libre, donde el fuerte era en los días de carnaval.
Una de las figuras más convocantes a lo largo de casi dos décadas, fue Raúl Morales, nombre artístico, porque se llamaba Emilio Centurión, que primero arranca como músico en Los Ángeles, hasta que forma su propio grupo y no tenía nada que envidiarle a los visitantes más famosos, porque era capaz de llenar de gente las instalaciones de cualquier club.
Un protagonista fundamental de su orquesta fue Juan Carlos Chávez, hermano de “Pato” Musante, el popular cantor que tuvo la agrupación Los Estudiantes, dirigido por el inolvidable “Nani” Stafuza.
Pero él tampoco cantaba con su nombre original, sino que Morales le puso un nombre artístico que era muy común en esos años y empezó a llamarlo Lito Ventura, así lo presentaban en los escenarios y así lo recuerda mucha gente que vivió los años de oro de los bailes populares en nuestra ciudad y zona.
“En lo de mi abuela, que vivía frente al club General Obligado, escenario de históricos bailes de carnaval que yo los frecuentaba desde muy chico, siempre había música, por lo tanto, estaba acostumbrado a escuchar todos los géneros, de hecho, me gustaba cantar, pero lo hacía solo para mí, hasta que un compañero de trabajo me alienta y me dice que lo haga, pasa que yo era muy tímido y me costaba largarme”.
“Cuando todavía no cumplí los 20 años, la vida me dio la gran dicha de conocer a Raúl Morales, en el club General Obligado, cuando él tocaba con Los Ángeles, donde cantaba tangos y otros temas con René Fiol”.
“En un momento se desvincula de Los Ángeles y forma su propio grupo, Raúl Morales y sus Tropicales. Finales de la década del 60 me invita a que forme parte de su grupo, me sumo, tocando la tumbadora, haciéndole coro en algunas canciones, porque él era el cantor del grupo”.
“Recuerdo el primer baile donde canté, fue en el club Unión de Avellaneda, una noche muy fría, era afuera, había un merequetengue que estaba de moda en ese momento en la música tropical, “Yo conozco a Claudia” y ahí arranqué. De a poco me fue cediendo terreno, y fui agarrando cada vez más confianza”.
“Luego seguimos juntos el camino, en su orquesta, Morales cantaba, yo los coros, me fue cediendo más espacio, de a poco empezó a escucharse menos la música tropical y aparece la música moderna, comercial de la década del 60, con cantantes como Palito Ortega, Sandro y varios más”.
“En un momento Raúl Morales se ausento de la ciudad, más de un año y los que quedamos armamos un conjunto con el sobrino de Morales, le llamamos Los Bárbaros. Duró lo que duró su ausencia, cuando vuelve, nos convoca nuevamente y el conjunto se llamó Raúl Morales y sus Reales. Allí empezamos a tocar todo tipo de música, típica, tango, milonga, pasodobles, mezclado siempre con lo que estaba de moda. En esa época el sindicato de músicos exigía la típica y Morales formó un grupo, Los Jockers, que duró pocos años, pero le daba la posibilidad de ofrecer ambas orquestas en cada baile”.
“Así anduvimos mucho, hasta que en una época se dio la posibilidad a través de Efraín Bertinat de grabar un disco, algo fuera de lo común para una orquesta de esta zona”.
“La iniciativa llegó a buen puerto y mi primer disco con Raúl Morales y sus Reales fue en el año 1974, en esa grabación participa como invitado en batería Pedro Mazzei, que no era del grupo, pero fue en lugar del “Mono” Salinas. El tema que más se acuerda la gente de este disco es “El Último Acto”, siempre que alguien me cruza me lo dice, lo canta un pedacito, es muy bueno para mí que recuerden esos momentos”.
“Después hicimos un segundo disco, esto fue en el año 1976, lo grabamos en Microfon, Bertinat tenía contactos porque era dueño de una disquería en Avellaneda, ahí fue en el teclado Néstor Colignon, quien participó como invitado porque no era parte de la orquesta, él tenía su conjunto Néstor y los del Ritmo”.
“Este segundo disco incluía los siguientes temas: Pajarillo que no come, A mi vida llegó, Dos cruces, Mi chica y mi moto de Raúl Morales, Rosa María, Néstor Colignon agrego una selección de polcas, Felicidades, Galopera, La Culpa. En el lado 2: Hoy se lo digo de Morales, En mi vida nadie como tú, Moraleando, de Néstor Colignon, La cumbia, el Loro Felipe, Te recuerdo en verano de Morales y Lamento naufrago”.
“Eran años en que teníamos mucho trabajo, a mí no me gustan los halagos, pero la gente se acuerda de nosotros, hace bastante que no vengo a Reconquista, pero cuando ando siempre hay alguien que reconoce lo que hemos hecho con la música. Junto a Los Estudiantes, éramos de los conjuntos más convocantes en los bailes”.
“Si tenemos que hacer una nómina de localidades que recorrimos con Raúl Morales, te puedo nombrar a Florencia, Villa Guillermina, Villa Ana, Villa Ocampo, Ingeniero Chanourdie, Las Toscas, Tacuarendi, Puerto Reconquista, Tartagal, Intiyaco, Las Garzas, El Sombrerito, La Vertiente, La Potasa, Puerto Reconquista, Malabrigo, Vera, Calchaquí, Las Tunas, Avellaneda ,por la ruta 1 fuimos desde La Lola hasta San Javier, Romang, Los laureles, Las Palmas, Moussy, Nicanor Molinas, Fortín Olmos, Arroyo Ceibal, entre otros pueblos y ciudades”.
“En Reconquista íbamos a los clubes, General Obligado, Platense, Central Reconquista, Adelante, Tenis Club, los bailes de carnaval en Racing. Solíamos andar con Los Estudiantes, Nueva Era, Grupo Incógnita, Néstor y los del Ritmo, Los Ángeles entre otros”.
“Mientras estuve pasaron por el conjunto el “Mono” Salinas, Miguel Flores, “Caburito” Gómez, González Perkins, Rubén Ayala, Medina, “Cote” Aguirre, Efraín Bertinat, Carlos Pérez, Carlos Egger, Passerini, Gamboa, Carlitos Gómez, y uno que le decían Chocolate” Alegre que era de Villa Ocampo. Después dijeron que anduvo por México integrando Los Ángeles Negros, pero no lo puedo asegurar, él tocaba la batería. Yo era el cantante”.
“Canto hasta finales de la década del 70 con Raúl Morales, luego pasé un año y meses con Nueva Era, coincide con la decisión de Roberto Sinchi que me propone ir a trabajar con él en la concesionaria Peugeot en Resistencia, eso fue hace 47 años y me radiqué ahí, ya estoy por cumplir 80 años y siempre que se puede canto con algún grupo de amigos. Una noche estando en Las Toscas con Nueva Era le digo a los muchachos, hasta aquí llegué, era mucho el esfuerzo porque trabajaba y después tenía que viajar los fines de semana para actuar en los bailes”.
Lito Ventura, cada vez que habla, evoca a sus amigos, aquellos que partieron antes, aún siendo muy jóvenes algunos y suma a ello, el entrañable recuerdo por las orquestas locales que marcaron una época. Se alegra cuando alguien lo lleva al pasado, a su juventud, a recordar esos momentos inolvidables cuando era la voz inconfundible de Raúl Morales y sus Reales, “es justo reconocer que Raúl Morales marcó toda una época con su música, en los bailes populares de nuestra región” …