Francisco José Luis Moreno (Paco) se recibió de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires. En esta ciudad realizó sus primeras experiencias en la actividad profesional y en la docencia, tarea a la que dedicó tiempo y esfuerzo, y que se revelaría como su gran vocación.
Siendo un estudiante, en el mes de julio de 1950, estando de cadete en el Liceo Militar General Belgrano, Francisco “Paco” Moreno, fue consagrado autor de la mejor composición literaria sobre el tema “Oración a la madre” con la que participó en un concurso interno del mencionado establecimiento.
Esta distinción que recibe el joven autor indica sus excepcionales condiciones literarias sumado a un ajustado concepto de amor filial, concretados en una página de belleza poética y sentimental de particulares perfiles.
Con este motivo llegaron al distinguido estudiante felicitaciones de sus amigos.
Ya en Reconquista, fue profesor de Matemáticas en la Escuela Industrial durante casi 30 años. También integró el grupo de docentes fundadores de la Escuela Universitaria del Alimento, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral.
Poco tiempo después, se sumó a los primeros docentes de la Unidad Académica Reconquista de la Universidad Tecnológica Nacional, donde finalizó su carrera docente.
La poesía, desde muy joven, ha sido una constante en su vida. Se manifiesta de manera simple y fluida , como la síntesis necesaria para expresar sus sentimientos, tanto en temas personales, como en hechos que lo impacten del país y del mundo, siempre reflejados con mucha sensibilidad.
Cuando cumple 80 años de edad la familia le edita un libro de poesías que entre otras, incluye el “Carnaval de Papito”.
“Paco” nació el 28 de diciembre de 1932 en Buenos Aires y murió el 5 de mayo de 2017 en Buenos Aires también.
Cierto día cuando “Paco” vivía en Reconquista, tiene un encuentro con Abel Mussin, este cantor popular con más de cincuenta años de trayectoria como solista, ambos coinciden en inmortalizar en una canción, la historia de Alberto Pérez, “Papito”, un personaje muy querible de esta ciudad.
Abel Mussin, cuenta cómo nació ese tema, “Paco” era mi profesor de Análisis Matemático en la Escuela Industrial, una materia fría realmente, pero él era un capo en eso”.
“Nuestro profesor Francisco “Paco” Moreno tenía otra faceta, la parte humana, era una persona cálida, hipersensible, dialogaba mucho con los alumnos, era un profe padre, yo tenía mucha cercanía con él por la parte musical”.
“Era un hombre de una profunda cara humana, un hondo perfil social, por su forma de escribir y de pensar su poesía, yo empecé a musicalizar algunos de sus poemas, a los 15 o 16 años”.
“Ya después cuando era más grande vivía por calle 9 de Julio a una cuadra y media de su casa cuando estaba por Rivadavia, un día se me acercó, a la tardecita, andaba en piyama como apurado, ansioso, me dice, “Abelito” te traigo un poema para que inmortalicemos a “Papito”, lo único que te pido es que le pongas una melodía alegre, algo que pueda ser bailable”.
“Era el dueño de la ternura, por algo le decían “Papito”, así quedó la poesía en mis manos, entonces compongo la música, que es un aire de flamenco el que intenté ponerle, con los años nos ha dado tantas alegrías, tantas satisfacciones, el mejor recuerdo de Alberto Pérez, nuestro querido “Papito”.
“Lo canté por primera vez en el festival en el año 1992 y el tema forma parte de uno de mis discos, “Razones”, lo pongo un poco con timidez, pero debo decir que nuestro querido personaje Papito y mi profe Paco, siguen estando en mi corazón más vivos que nunca”.
La poesía hecha canción dice lo siguiente:
Ya nunca más la pirueta
que cerraba la comparsa…
Ni ese traje de colores
que le prestó la miseria
ni esa risa casi triste
que su rostro iluminaba.
Ya nunca más la bandera
cuando Chicago jugaba..
Ni esa mente confundida
que imaginaba los goles
y estremecía las redes
donde su equipo ganaba.
No olvidemos a “Papito”
ni sé como se llamaba…
Porque su paso cansino
ya no gasta las veredas
pero su espíritu vuela
por los corsos y las canchas
Falta una luz en el pueblo
que a su manera alumbraba…