Nuestra premisa es inalterable. Chequear un hecho con más de una fuente, todas las que sea posible, antes de transformarlo en una noticia. No nos interesa la primicia, sino la veracidad de lo publicado.
Alba fue con su nieto a la guardia del hospital, el último domingo sobre las 18,00 horas. La hicieron pasar para ser atendido y debió esperar allí. Escuchó a un enfermero que dijo “está borracho y por eso no los atienden”. Alba entendió que se hacía referencia al médico de turno y se retiró del hospital. Pidió, tiene derecho de solicitarlo, salir al aire para comentar lo que a su entender había sucedido.
La palabra del director. El Dr. Nardín explicó claramente lo sucedido y categóricamente negó que ningún médico estuviera alcoholizado. Su respuesta, luego de realizar todas las averiguaciones correspondientes, fueron muy claras y no dejaron lugar a ninguna duda.
El Dr. Martín Salinas dijo también lo suyo. Es un facultativo muy conocido y apreciado por la comunidad. Martín explicó puntualmente que el hecho se produjo cuando ingresó una persona accidentada con su moto y en evidente estado de ebriedad, que muy presumiblemente fue el motivo del siniestro.
El médico dijo que se turno comenzó el sábado a las 20 horas y fue hasta el domingo a la misma hora. O sea, el relato de la oyente indicaba que el suceso fue dos horas antes de concluir su turno y justo en el momento que ingresó el accidentado. Coincidió sí que se dijo, en la vorágine de la tarea, está alcoholizado pero no era él, sino el herido.
Martín y las autoridades del hospital saben de nuestra conducta periodística y del reconocimiento para aquellos profesionales, que como el Dr. Salinas, le ponen alma, corazón y vida a su trabajo.
Lo cierto, en nadie hubo mala fe, y es saludable también reconocer, pese a que no fue la finalidad, por el error cometido. Somos profesionales, antes personas, todos.
